DOSIFICACION DE LECHADAS PARA INYECCIÓN (PARTE 1 de 4)
Introducción
La vida útil de una pieza postensada adherente, de una estabilización de suelos o una reparación estructural, depende en gran medida de un adecuado proceso de inyección. En este artículo en particular me enfocaré en el primer tema, y cómo una adecuada dosificación del material a inyectar es la piedra fundamental para lograr dicho objetivo.
La idea es impulsar a los colegas a valorar y observar más de cerca la temática, que ha sido fruto de investigación en varios países y en distintas épocas, a medida que se fueron encontrando fallas en los procesos constructivos. Podremos ver con ejemplos que es muy sencillo hacerse del instrumental adecuado para hacer las pruebas que determinan las distintas propiedades de la lechada, más allá de poder acudir a un laboratorio externo.
Los distintos componentes de una lechada de inyección son:
Cemento Pórtland. El que se maneja más comúnmente en nuestro medio, cumple con los requerimientos que pide la norma. En este caso se utilizó cemento ANCAP CPN40.
Agua. Debe ser limpia, estar libre de aceites y sedimentos de materia orgánica o tierra, sales, azúcares, álcalis, ácidos y cualquier otra sustancia que pueda afectar la calidad, resistencia y durabilidad de la pieza. Salvo que sea potable (cuestión complicada en obras alejadas de centros urbanos), es necesario realizar pruebas de laboratorio para determinar el valor de pH (entre 6 y 8), trazas de hidratos de carbono (no debe contener) y en particular en zonas oceánicas, la cantidad de ión cloruro (250 mg / L máximo).
Aditivo. Las principales virtudes que debe tener son:
Expandir el material inyectado
Mejorar la trabajabilidad, permitiendo tener mezclas muy fluidas con relaciones agua/cemento bajas (y por ende altas resistencias)
Minimizar la exudación y permitir la absorción total del agua una vez endurecido el material
El Reglamento CIRSOC 201 pone como base una relación agua / cemento máxima de 0,40, sin embargo en la práctica se utilizan índices mayores hasta alcanzar valores de 0,44, máximo que por otra parte pauta la norma EHE 2008. Para realizar un comparativo, en este estudio solamente se tiene en cuenta la variación del volumen de agua, ya que la cantidad de aditivo está casi siempre referenciada al peso de cemento, (en este caso 2%). Un rango razonable de variación de la relaciónes agua/cemento es entre 0,38 y 0,42.
Se detallarán los ensayos que se realizan sobre las lechadas, analizando la importancia de cada resultado y haciendo referencia al instrumental a utilizar. A la hora de realizarlos, recomiendo preparar la cantidad de producto necesaria para la totalidad de las pruebas (con dos bolsas de cemento – 50 kg – es más que suficiente); si no se dispone de elementos para dosificar por peso, la medida de la bolsa es muy útil para lograr la dosificación. En el caso del aditivo puede calibrarse por única vez un recipiente medidor (hasta 1 kg) con los distintos pesos. Lo más común es disponer para la tarea de mezclado del clásico “trompito”; hay que tener en cuenta que la lechada debe estar permanentemente mezclándose entre ensayo y ensayo, sin pasar más de 4 minutos. Debe velarse también por el buen estado del cemento y el aditivo, para evitar la presencia de grumos o material sin mezclar que afecte la dosificación real.
Resistencia a compresión
La armadura pretensada adherente necesariamente debe estar ligada a la estructura con una lechada que tenga una resistencia compatible con el resto de la pieza. El reglamento CIRSOC marca como valor mínimo a los 28 días 300 kg/cm2 de resistencia a la compresión simple, que es además una referencia para la normativa en general.
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Los ensayos se hacen sobre dos probetas cilíndricas que se extraen de cada lechada, de 100 mm de diámetro y 200 mm de altura, moldeadas en recipientes metálicos articulados, y se rompen en una prensa convencional para rotura de testigos de hormigón. De hecho el ensayo es exactamente el mismo, solo que hay que contar con cabezales de las medidas adecuadas que se obtienen en cualquier casa del ramo y tener en cuenta que, en general, el recorrido de los pistones que comprimen las probetas en las prensas no alcanzan a cubrir la diferencia de alturas entre los testigos de hormigón y lechada (300 contra 200mm), por lo que debe disponerse de algún complemento, por ejemplo planchuelas de acero apareadas una sobre la otra.
Con el promedio de dos resultados se obtiene un valor de resistencia. Naturalmente a medida que aumentamos la relación agua / cemento, la resistencia va bajando de forma considerable, aunque con los límites fijados en el apartado anterior las mezclas deberían estar por encima de las exigencias de la norma.
Roturas a los siete días (o incluso antes) pueden ser de utilidad en el caso de piezas prefabricadas, que requieran plazos reducidos para alcanzar resistencias y ser montadas en sitio.